Habrá que ir hasta el hueso en la autocrítica. Pensando en los errores que cada uno cometió, los analistas, los periodistas. Los que nos impedían ser críticos para que no gane la derecha. Debemos mirar para arriba y no para abajo. La troika eligió un candidato de ellos. De manera inconsulta; a la manera de una comedia de enredos pasaron de Cristina a Wado, voltearon a Scioli subieron a Grabois para disimular. Una conducción dirige en el triunfo y en la derrota. Massa no deja más que su ambición personal y un discurso liberal que nunca sirvió para organizar nada. Cristina y Máximo celebran los triunfos de su agrupación y millones de personas quedan huérfanas de conducción política. Petro, Amlo, Evo, Fidel, Lula, hasta el mismo Perón condujo la resistencia. Melenchón construyó una opción y una esperanza. Arremangarse es hacerse cargo, nosotros de la debilidad. De esa que nos impidió discutir a fondo la candidatura de Massa callando voces propias «para que no gane la derecha» al hueso, con ternura, colectivamente, sin personalismos, sin falsos hegemonismos. En cada uno hay algo de verdad.